¿LOS INVENTOS DE LA HUMANIDAD,
UN RETROCESO O UN AVANCE?
Nunca antes me
había detenido a preguntarme: ¿En qué momento las nuevas tecnologías marcaron
un hito en la historia? ¿Cuándo cambiaron nuestros hábitos y formas de percibir
la realidad? Supongo que para mi es difícil entender esta revolución siendo que
nací en ella. Sin embargo, me parece interesante descubrir las transformaciones
y desarrollos que se han venido dando a lo largo de la historia de la
humanidad, pues no creo que en el medioevo alguien se fuera a imaginar que
muchos siglos después iba a haber una máquina que leyera por ellos ni que
hubiera dispositivos para ubicarnos en cualquier espacio y tiempo. No obstante,
aunque todos estos avances parecieran tener repercusiones positivas, también
tienen incidencias negativas.
Una de las
consecuencias negativas que se han venido dando por las tecnologías, es la
amnesia histórica; esta se caracteriza por olvidar sucesos que acontecieron
mucho tiempo atrás y, en cambio, recordar hechos que ocurrieron hace poco.
Además, se olvida lo que se considera importante.
Por otra parte, Elizabeth
Eisenstein, licenciada de la Universidad de Harvard, sostiene, ante esta
coyuntura, que “el pasado no está desapareciendo de nuestra vista, sino todo lo
contrario, se vuelve más accesible y más visible” (Gleick, 2011) , lo que ella intenta
expresar, es que hoy en día hay sobrecarga y exceso de información, tanto del
pasado como del presente; por esta razón, perdemos los objetivos de búsqueda y
no seleccionamos lo significativo.
Así mismo, James
Gleick nos hace darnos cuenta de que el exceso de información conlleva una
serie de problemáticas. Nuestra falta de concentración, cansancio mental,
pérdida de la memoria, dificultad para comprender textos sólidos de manera
rápida, son consecuencias del “diluvio” de información a la que podemos acceder
por medio de las nuevas tecnologías. El concepto “diluvio” es una metáfora que
se refiere a la abundancia de información, que a su vez nos hace sentir en un
estado de “ahogo”, pues esta se relaciona con una ola gigante que se incrementa
cada vez más a tal punto que nos cubre por completo. Es importante que seamos
conscientes de esta realidad, de forma que podamos llegar a ser selectivos a la
hora de recolectar datos para no perder nuestro norte y así tener una búsqueda
satisfactoria, dado que entre más información no necesariamente hay más
conocimiento ni beneficio intelectual, por el contrario, puede resultar en
ignorancia, pues “el conocimiento de algo no garantiza nuestra iluminación ni
nuestra sabiduría”. (Gleick, 2011) Teniendo en
cuenta lo anterior, me doy cuenta de que es necesario usar una serie de
estrategias para saber navegar en la red; entre estas estrategias se encuentra
la capacidad para filtrar y buscar información. Dichas selecciones plantean
“cuestiones relacionadas con la fiabilidad y el criterio”. (Gleick, 2011)
Hubo algo en
especial que me hizo preguntarme ¿cuál será mi futuro como comunicadora social
dentro los factores de la globalización y la convergencia digital? Pues bien,
ese algo fue la incertidumbre que genera la incursión de las tecnologías en los
oficios tradicionales que se desarrollan en esta profesión, tales como la
radio, la televisión, el periódico, entre otros. También, James Gleick pone el
ejemplo que las redes electrónicas podrían acabar con la economía que se da en
torno a la edición de obras poéticas, dado que ahora cualquier producto puede
ser difundido por redes. Ante las premisas dadas anteriormente, mi único
consuelo es que puede que se acabe el medio pero no la mediación; es decir,
puede que el artefacto como tal, sea periódico, radio o televisión, puede
desaparecer, pero su transmisión y objetivo inicial va a perdurar siempre.
Considero que los comunicadores sociales del siglo XXI tenemos un reto muy
grande; este reto consiste en saber adaptarnos a las condiciones que se nos
están presentando en estos momentos, en las que cualquier persona puede
manipular la información, actuar como “prosumidor” (productor y consumidor),
subir información banal y ofensiva, usar las tecnologías para mal, entre otras.
Nuestra misión es actuar con responsabilidad y hacer que este “mundo infernal”
de intolerancia anónima, mensajes difamatorios y malos valores, se acabe y de
paso a un uso de las tecnologías en pro del bien común.
Finalmente,
teniendo en cuenta las tesis de Marshall Mcluhan, que describen los inventos
del hombre como extensiones de su propio cuerpo y considerando que el internet
sería una extensión de nuestro cerebro, podríamos usarlo para el desarrollo de
nuestras naciones y de los individuos, no para un retroceso en la humanidad.
Hagamos que los inventos del hombre sean para su beneficio y no para su
destrucción.
Bibliografía
Gleick, J. (2011). La
información. En J. Gleick, & D. Frank (Ed.), La información (J.
Rabasseda, Trad., pág. 435). Barcelona, Cataluña, España: Crítica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario